lunes, 21 de noviembre de 2011

El cielo puede esperar...



El camino me distrae
con mil golpes de destino,
...el cielo puede esperar,
el horizonte está fijo.

Cada cosa que me envuelve
hace el paisaje más rico
y los pasos que no avanzo
los recorro siempre en círculo

...solo por reconocer las bellezas
que no habito
y retornar hasta el punto
de proseguir mi camino.

El cielo puede esperar
...mañana sigue en su sitio!!!

domingo, 20 de noviembre de 2011

VIII Encuentros fotográficos (2ª parte)

Después de haber disfrutado ayer las conferencias de Rafael Trobat y Marta Sentís, hoy volví a Gijón para nuevos “encuentros fotográficos”.

Ayer me había acercado al Museo Barjola para visitar también la exposición de Ricardo M. Moreno, “Huellas de un amor infiel”, y hoy Jesús Micó presentó al autor y su obra, después de haber sido el tutor de su proyecto expositivo en este año.

Ricardo M. Moreno es el “Nuevo talento” que los Encuentros fotográficos de Gijón han destacado este año para proyectar e impulsar la fotografía novel.

Para él la fotografía es una terapia y la infidelidad que abandera el título de este trabajo, lo es desde distintos matices pero no en el suyo propio como autor.

No hay nada infiel en su trabajo.

Tras terminar esta presentación se dio paso a una fotocharla con José Mª Díaz- Maroto y Pablo Pérez Mínguez.

El cambio de ritmo fue vertiginoso y convirtieron el momento en una tertulia entre amigos con todos nosotros como espectadores.

Un clima distendido e irónico plagado de anécdotas que nos robaron la risa a cada paso.

Díaz- Maroto era el hilo conductor aunque Pablo se dispersaba entusiasmado entre todos los recuerdos que le surgían y hasta tenía que levantarse para acompañar con sus gestos toda la emoción que le desbordaba.
Le robaba la palabra pues se le atropellaban tantas cosas que quería relatarnos, aunque supo invertir en su momento la entrevista y que Díaz Maroto respondiera también compartiéndonos sus proyectos viajeros, el más básico… “La vida es un viaje”.

Pablo Pérez Mínguez es conocido como el fotógrafo de la movida madrileña y es Premio Nacional de fotografía.

Sigue conservando la ilusión de un niño y la contagia en todo su dinamismo y en sus expresiones eufóricas.
Asimila que la vida enfocada hacia la fotografía viste sus mejores galas y se vuelve maravillosa y por eso le gusta siempre mirarla desde el prisma de su lente.

José Mª Díaz-Maroto nos regala sus viajes diarios en “retratos ambientados”. Ha comisariado varias exposiciones y proyectos y trabaja como conservador y responsable de la colección de Fotografía “Géneros y Tendencias” del Ayuntamiento de Alcobendas.

Imparte talleres haciéndonos viajar con él en ellos hasta lugares como Cuba, donde también próximamente estrenará una exposición conjunta con otros 10 autores españoles destacados, en plena Habana.

Su tertulia hoy hace que sintamos a “los grandes” más cercanos y por un momento nos hace creer que los sueños están más al alcance, que no son tan lejanos.

Gracias a los dos por conquistarnos!!

VIII Encuentros fotográficos en Gijón (1ª parte)

Desde hace 3 años no podía acudir a estas conferencias que se enmarcan con el título “Encuentros fotográficos”.
En aquella ocasión me sedujo por completo el poder escuchar en primera persona como entendía cada uno la fotografía y como había ido marcando su vida y su trabajo, hasta forjar su estilo y darles ese nombre ya “consagrado”.

Disfruté entonces de Encarna Marín, Tony Catany e Isabel Múñoz y cada uno me atrapó de un modo distinto… Unos con una personalidad arrolladora y una forma de trabajo ágil e inquieta y un deslumbrante despliegue de medios, otros con miradas cómplices en cada una de sus imágenes, con una sentida comunión con cada uno de sus retratados hasta hacerlos tan cercanos y familiares que nos trasladan su historia. Y otros con su sencillez y una pasión desmedida por la fotografía que tanto comparto.

Hoy de nuevo tracé ese recorrido a través de los trabajos de Marta Sentís y Rafael Trobat.

Los encuentros fotográficos nos descubren a cada autor, más allá de su técnica, nos acercan su sentir, su modo de vivir la fotografía y nos desgranan su vida en base a ella.

De Marta Sentís te fascina su trayectoria, sus viajes incansables y los múltiples sitios donde estuvo asentada temporalmente hasta que sus inquietudes la hacían de nuevo dar otro paso y buscar otro rumbo. Distintas ocupaciones y siempre “la fotografía” enmarcando cada sitio, sus gentes, sus culturas, aunque fuese en horas robadas a la noche.
Lo que no dejó de asombrarme es que después de una vida tan apasionante lleve ya 12 años desvinculada de la fotografía y ni siquiera la eche de menos, y después de tanto viaje, haya detenido su paso para refugiarse en un lugar tranquilo y sentirse ajena a toda actualidad.

Su fotografía es analógica y su pausa depende mucho de esa fidelidad.

Después de recorrer tanto mundo y de dejarnos constancia de tantos rincones, se ha quedado en su entorno más inmediato sin buscar más horizontes que el que alcanzan sus ojos, sin pretender más distancias que el sendero de sus pasos.

Ella no cree que una imagen cuente nada, sin un texto añadido, sin un pie de foto que la haga andar. Y esto, sin duda, daría mucho que hablar.

Es una mujer fascinante y aunque se anuncia “en pausa”, “te mueve”!!

Rafael Trobat, dejó que la casualidad le conquistara tanto para acercarse a la fotografía como para descubrir los escenarios motivo de su obra. Aunque no son los escenarios los que le cautivan sino todos los sujetos que la pueblan. Sabe ser paciente y ganarse a la gente hasta fundirse con su entorno y hacerse “invisible” y así captar sus momentos con total naturalidad.

Mucho tiempo y dedicación para conseguir “un puñadito de fotos”, como él dice, de cada una de sus escapadas y así nos trajo Nicaragua y muchas de sus realidades, en blanco y negro.

He de decir que además su presentación vino acompañada de una música que le marcaba el ritmo justo a cada imagen y que aún nos transportaba más en cada una.

Gracias a los dos por hacerme viajar con ellos en sus trabajos y por dejar que se crucen las vidas en un “encuentro fotográfico”