domingo, 20 de noviembre de 2011

VIII Encuentros fotográficos en Gijón (1ª parte)

Desde hace 3 años no podía acudir a estas conferencias que se enmarcan con el título “Encuentros fotográficos”.
En aquella ocasión me sedujo por completo el poder escuchar en primera persona como entendía cada uno la fotografía y como había ido marcando su vida y su trabajo, hasta forjar su estilo y darles ese nombre ya “consagrado”.

Disfruté entonces de Encarna Marín, Tony Catany e Isabel Múñoz y cada uno me atrapó de un modo distinto… Unos con una personalidad arrolladora y una forma de trabajo ágil e inquieta y un deslumbrante despliegue de medios, otros con miradas cómplices en cada una de sus imágenes, con una sentida comunión con cada uno de sus retratados hasta hacerlos tan cercanos y familiares que nos trasladan su historia. Y otros con su sencillez y una pasión desmedida por la fotografía que tanto comparto.

Hoy de nuevo tracé ese recorrido a través de los trabajos de Marta Sentís y Rafael Trobat.

Los encuentros fotográficos nos descubren a cada autor, más allá de su técnica, nos acercan su sentir, su modo de vivir la fotografía y nos desgranan su vida en base a ella.

De Marta Sentís te fascina su trayectoria, sus viajes incansables y los múltiples sitios donde estuvo asentada temporalmente hasta que sus inquietudes la hacían de nuevo dar otro paso y buscar otro rumbo. Distintas ocupaciones y siempre “la fotografía” enmarcando cada sitio, sus gentes, sus culturas, aunque fuese en horas robadas a la noche.
Lo que no dejó de asombrarme es que después de una vida tan apasionante lleve ya 12 años desvinculada de la fotografía y ni siquiera la eche de menos, y después de tanto viaje, haya detenido su paso para refugiarse en un lugar tranquilo y sentirse ajena a toda actualidad.

Su fotografía es analógica y su pausa depende mucho de esa fidelidad.

Después de recorrer tanto mundo y de dejarnos constancia de tantos rincones, se ha quedado en su entorno más inmediato sin buscar más horizontes que el que alcanzan sus ojos, sin pretender más distancias que el sendero de sus pasos.

Ella no cree que una imagen cuente nada, sin un texto añadido, sin un pie de foto que la haga andar. Y esto, sin duda, daría mucho que hablar.

Es una mujer fascinante y aunque se anuncia “en pausa”, “te mueve”!!

Rafael Trobat, dejó que la casualidad le conquistara tanto para acercarse a la fotografía como para descubrir los escenarios motivo de su obra. Aunque no son los escenarios los que le cautivan sino todos los sujetos que la pueblan. Sabe ser paciente y ganarse a la gente hasta fundirse con su entorno y hacerse “invisible” y así captar sus momentos con total naturalidad.

Mucho tiempo y dedicación para conseguir “un puñadito de fotos”, como él dice, de cada una de sus escapadas y así nos trajo Nicaragua y muchas de sus realidades, en blanco y negro.

He de decir que además su presentación vino acompañada de una música que le marcaba el ritmo justo a cada imagen y que aún nos transportaba más en cada una.

Gracias a los dos por hacerme viajar con ellos en sus trabajos y por dejar que se crucen las vidas en un “encuentro fotográfico”

No hay comentarios:

Publicar un comentario